56) LEY DE LA ATRACCION - Ángeles y demonios

¡No!, en esta ocasión no voy a hablar de los ángeles y demonios en su definición clásica, sino de la interpretación que se obtiene de leer la Biblia de acuerdo con la terminología de la ley de la atracción (ya en anteriores artículos he traducido pequeños fragmentos de las Sagradas Escrituras usando esta técnica).

 

Entonces como ya lo he citado en otras ocasiones; ángeles representan a los buenos pensamientos, mientras que los demonios son los malos pensamientos enviados por Satanás (nuestro Ego).

 

Según dice la literatura, la mente humana tiene aproximadamente unos 50.000 pensamientos por día, de los cuales el 80 % son negativos (los que tenemos tanto estando despiertos como en sueños).

 

Ahora bien, esto ocurre porque nuestro Ego al enviarnos continuamente estos pensamientos negativos, pretende generar en nosotros temores y miedos, lo que produce que nos auto encerremos en una coraza defensiva. Y esto trae como consecuencia que profundicemos nuestro individualismo, separándonos de nuestro prójimo.

 

Porque la vida es ello, una lucha constante entre nuestro Ego por separarnos del otro, porque de esa manera no nos acercamos a Dios (cada uno de nosotros somos una parte separada físicamente, pero indivisa espiritualmente de todos y de Dios).

 

Entonces el Ego al crear temor, él mismo se está protegiendo de nuestra decisión de dejarlo de lado.

 

A no confundirse, estoy hablando desde un punto de vista metafísico y no de la personalidad; ya que erróneamente nosotros pensamos que nuestro Ego es el que nos hace luchar por nuestro bienestar queriendo ser cada día mejor, y no es así; ello lo logramos pensando sí, en ser mejores, pero tomando como camino y herramienta de trabajo el deseo de que al otro le vaya también bien y mejor que a uno inclusive, aún cuando ese otro sea nuestra “competencia” laboralmente hablando, o nuestro “enemigo” porque en el pasado nos haya perjudicado.

 

Entonces volviendo al título de este artículo; los ángeles y demonios son los soldados de uno y otro bando que están en lucha constante, siendo entonces los ángeles, el ejército que nos ayudará a vencer en las batallas que tenemos diariamente dentro de nuestra mente.

 

Y el campo de batalla no es otro que nuestra consciencia (Cristo).

 

Recuerden que yo he definido en anteriores artículos, que la mente se divide en tres según todos los autores citan, pero que yo le doy una interpretación en relación al texto bíblico (por considerar a la Biblia, como el mejor texto-guía que nos explica cómo aplicar correctamente la ley de la atracción, una vez que aprendamos a leerla traduciendo sus simbolismos y frases con la terminología que he empleado hasta ahora):

 

  • La mente supraconsciente (Dios)

  • La mente subconsciente (El Espíritu Santo)

  • La mente consciente (Cristo)

 

Respecto a la mente subconsciente he dicho que la misma (El Espíritu Santo), es la intermediaria en transmitir a la mente supraconsciente los deseos que solicitamos, por medio de nuestra mente consciente.

 

Y por otro lado también dije que en la Biblia cuando se cita textualmente palabras de Cristo, en realidad el que está hablando es el Espíritu Santo, a tal efecto cito según el evangelio de San Mateo (10,32-34):

 

32- “Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los Cielos.

33- Y al que me niegue ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos.

34- No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada.”

 

Con lo cual aquí vemos según mi punto de vista, que si nos ponemos de parte de los buenos pensamientos, nuestros deseos serán concedidos, de lo contrario nuestros deseos serán desestimados.

 

Siendo entonces estos pensamientos positivos (los ángeles), “la espada” con que nos defenderemos contra los malos pensamientos (los demonios) enviados por el Ego.

 

Por ello, cuando tenemos tantos pensamientos negativos y nos afligimos por ello, es que nos sentimos desanimados, bajoneados, con miedo, temor, odio y cualquier otro sentimiento negativo.

 

Y no es que seamos unos idiotas o perdedores que nos enviamos nosotros solos mala onda, sino que es el Ego que nos está atacando con su ejército de pensamientos negativos (los demonios).

 

Es decir el Ego es nuestro enemigo que está enquistado en nosotros mismos. Entonces en la medida en que lo reconozcamos como nuestro adversario a vencer y no nuestro aliado, empezaremos a aprender a defendernos de Él.

 

¿Y cómo nos defenderemos?. Pues de dos formas, por un lado usando los ángeles (los buenos pensamientos), oponiéndoles estos a los malos pensamientos; es decir ante una imagen negativa en nuestra mente, debemos inmediatamente insertar su opuesto positivo.

 

Y la otra forma es atacar directamente a nuestro Ego, porque de esa manera atacaremos directamente la base de operaciones de nuestro enemigo.

 

Si les disparamos a los soldados (demonios), podremos tener pequeñas victorias diarias, pero al otro día vendrán nuevamente otros “batallones” a tratar de aplastarnos; en cambio si en vez de concentrarnos en el frente de batalla, lo hacemos atacando a la cabeza, al comandante en jefe de las fuerzas enemigas, nuestra victoria será duradera y nuestros períodos de “paz” y éxitos serán más prolongados.

 

Entonces cómo atacar a los malos pensamientos ya lo expliqué y cómo hacer lo mismo con nuestro Ego está desarrollado en el artículo “Nº 54 - Los últimos serán los primeros”, donde se muestra que la mejor arma para ello es la humildad.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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