91) LEY DE LA ATRACCION - Valorar el ahora

Parece mentira, hace dos semanas atrás yo escribía el siguiente párrafo:

 

Aquí vemos cómo se repite lo de todos los autores que he leído: Ninguno, pero ninguno en absoluto da la fórmula precisa para hacer cumplir conscientemente y en cualquier momento, nuestros deseos.”

 

Es decir en ese instante me desanimé, porque comprobé que nadie podía ayudarme para seguir avanzando, sino que a partir de ese momento cada paso que quisiera hacer hacia adelante, dependería exclusivamente de mí.

 

Así fue que en el anterior artículo planteé una hipótesis, que si estoy en lo acertado, sería por lo menos en lo personal, uno de los mayores avances que he realizado en el aprendizaje de la ley de la atracción.

 

Esa hipótesis que surge de interpretar de acuerdo a mi consideración, el Evangelio según San Mateo en 18,19:

 

19- “Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá.

 

Y que específicamente interpreté de la siguiente forma en el anterior artículo:

 

Es la manera de decirnos que cuando la mente consciente se comunica (se pone de acuerdo) con la mente subconsciente (el Espíritu Santo), la mente superior (El Padre Celestial) concederá el pedido realizado.”

 

Como ven cada vez que veo y “tomo” a la Biblia como un libro de metafísica logro mayores avances, porque la misma hay que leerla como un libro que habla de la mente de cada persona; entonces cuando se habla de personas (dejando de lado que también es un libro que relata hechos históricos), en realidad se habla de procesos o partes en que está compuesta la mente humana.

 

De esta manera logré a mí entender una interpretación del versículo 19 antes citado, que despeja las contradicciones en su relación con la ley de la atracción, según lo consideré en el último post.

 

Sin embargo en ese mismo artículo terminaba con el siguiente párrafo:

 

Al principio me decía ¿qué fue lo que hice bien esa noche para obtener resultados tan positivos?, pero ahora también me pregunto: ¿Dónde se encontrarán esos versículos, que a simple vista no me doy cuenta que contienen la información que estoy buscando?”

 

Pues esas preguntas me las estuve haciendo todo el fin de semana, tanto durante el día, como cuando me acostaba…..¿dónde?, ¿dónde?, ¿dónde?.

 

Y la respuesta me vino por una serie de mensajes que el Universo me envío en forma desarticulada y que fui armando como un rompecabezas, veamos:

 

1º Mensaje: Durante toda la semana pasada se me había extraviado un elemento (para el caso no tiene importancia especificar cuál era). Lo buscaba exhaustivamente en mi oficina y en mi casa y no lo podía encontrar.

 

Hasta que finalmente apareció (el sábado pasado) debajo de una carpeta que estaba en la mesa del comedor (al lado de la cual paso a cada rato). Aclarando que esa pérdida temporal (que duró una semana) no me produjo durante ese tiempo que no dispuse de ese elemento, ningún perjuicio económico ni de ningún tipo.

 

Yo en ese momento me di cuenta que esa “pérdida” había formado parte de un mensaje, porque qué sentido tenía que la hubiera perdido durante ese tiempo, si no me había provocado ningún contratiempo.

 

El mensaje me quería decir: Lo tienes delante de tus narices y no lo ves.

 

2º Mensaje: Ese mismo sábado en mi oficina, una persona que viene seguido y que cree en la ley de la atracción, pero que no está de acuerdo con la mayoría de las cosas que escribo y planteo, empezó a discutirme sobre mi forma de pensar.

 

Yo trataba de no discutir a la vez que le decía: Lo único que logro con ello es tratar de defender mi postura y de esa manera mi ego aumenta, tratando de profundizar mi separación con el otro para hacerme ver más como un ente individual y no formando parte de un conjunto.

 

Y medio se me enojo porque le di un corte a la conversación, pero no sin antes que esta persona me dijera que yo me estaba concentrando mucho en el futuro, perdiendo de hecho mi atención en “el ahora”.

 

Este mismo individuo era el que me había recomendado leer (y que hice) el libro, “El poder del ahora” de Eckhar Ttolle, el cual es uno de los mejores autores que desarrolla el tema de aprender a vivir el ahora.

 

Yo en ese momento no me había dado cuenta (aun en lo malo de una discusión, la misma siempre trae consigo algo positivo), pero el mensaje que el Universo me estaba dejando y que lo iba a relacionar luego, cuando me pusiese a analizar nuevamente las experiencias donde había tenido resultados positivos, era: Hay que prestar atención en el ahora.

 

Pero antes de proseguir voy a volver a citar las herramientas que utilicé (sin contar las que pude emplear inconscientemente y que no me di cuenta) en cada uno de los hechos que cito en los artículos respectivos:

LEY DE LA ATRACCION – El desapego: Aquí utilicé las afirmaciones y el despego.

 

LEY DE LA ATRACCION – ¡Gracias Aika!: En este artículo utilicé el agradecimiento, visualizaciones y la emoción.

 

LEY DE LA ATRACCION – ¿Cómo?: En este caso utilicé afirmaciones y visualizaciones.

 

LEY DE LA ATRACCION – ¡Vamos Peñarol!: Aquí utilicé la visualización y la emoción.

 

LEY DE LA ATRACCION – ¿Pensamiento o actitud positiva?: Mientras que acá utilicé la paciencia y la actitud positiva.

 

Luego de volver a estudiar estos casos, habiendo descartado mi anterior hipótesis del trabajo en equipo (ya sea consciente o inconscientemente), me di cuenta que a simple vista no había un denominador común, en cuanto al tipo de herramientas metafísicas utilizadas.

 

Es decir, veía que esas herramientas hasta cambiaban totalmente de un caso al otro; y yo me preguntaba:

 

¿Cómo puede ser que usando distintos elementos obtengo de todas formas el objetivo buscado?.

 

Entonces volví a proyectar una mirada más profunda a cada caso y vi que el denominador común se presentaba no en la igualdad, sino en la cantidad de esa desigualdad. Lo que quiero decir es:

 

Lo común que se presentaba es que en todos los casos bastaba con utilizar (correctamente), dos o tres de estas herramientas. Y ahí me vino a la mente nuevamente lo expresado por Jesús en elEvangelio según San Mateo en 18,20:

 

20- Pues donde están dos o tres reunidos en mi Nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.”

 

Recuerden que respecto a este versículo, en el anterior artículo yo planteé esta posible hipótesis:

 

¿No será que Cristo se está refiriendo a las tres partes que componen la mente humana enunciada según la metafísica?”

 

Después de que escribí esto, había algo que no me cerraba del todo, porque no puede ser que Cristo estuviera presente cuando dos partes de la mente estén reunidas, ya que la mente la componen tres partes; por lo tanto cuando dice “están dos o tres reunidos” no se refiere (como ya dije anteriormente) a las personas, pero tampoco a las tres partes de la mente. ¿Entonces a qué se refiere?.

 

Ahí fue que relacioné el primer mensaje que recibí (lo tienes delante de tus narices y no lo ves), más el nuevo análisis realizado sobre los casos planteados y como consecuencia de ello formulé la siguiente hipótesis:

 

En el versículo 20 (indicado más arriba) se estaría refiriendo a las dos o tres herramientas necesarias del total que dispone la ley de la atracción, que se deben utilizar dentro del proceso de cualquier deseo que queramos ejecutar.

 

Sin embargo yo me seguí preguntando, ¿qué tienen de común esas diferentes herramientas, que aplicadas con distintas combinaciones dan igual un resultado positivo? Y ahí fue que relacioné el segundo mensaje que recibí (hay que prestar atención en el ahora.)

 

Así que presté más atención a dichas herramientas y vi que el común de todas ellas, es que si se aplican correctamente es porque se las está usando pensando en “el ahora”. Veamos:

 

El desapego: Implica que una vez que hayamos pedido al Universo nuestro deseo, nos desentendamos de él y dejemos de pensar en el mismo en la confianza de que se realizará; es decir nos estamos olvidando del futuro y seguimos disfrutando del “ahora”.

 

El agradecimiento: En la medida, como fue el caso en que lo utilicé, si agradecemos en el presente como si ya se nos hubiese cumplido nuestro pedido, estamos dándole valor al presente, al ahora.

 

Las afirmaciones y las visualizaciones: Al plantearlas como algo ya realizado y que las vemos como si las estuviéramos ejecutando estamos nuevamente dándole valor “al ahora”.

 

La emoción: Ésta tal vez sea una de las herramientas más difícil de definir, pero a la vez más fácil de entender, ya que cuando la aplicamos correctamente estamos irradiando una energía semejante al agradecimiento, es esa emoción de estar palpando como que nuestro deseo ya está, volviendo nuevamente a darle inconscientemente valor “al ahora”-

 

La paciencia y la actitud positiva: Son semejantes al desapego, mostramos con su empleo la confianza hacia el Universo, volviendo a olvidarnos del futuro para centrarnos en “el ahora”.

 

Concluyendo: Me di cuenta que en todos los casos en que tuve éxito utilicé conscientemente o inconscientemente dichas herramientas, pensando en el ahora.

 

A tal efecto a continuación les haré según mi punto de vista la interpretación del Evangelio según San Mateo en 18,20 , aclarando que iré poniendo mis interpretaciones entre paréntesis, para diferenciarlos del texto bíblico propiamente dicho:

 

20- Pues donde están dos o tres (herramientas metafísicas) reunidos (utilizadas) en mi Nombre (Yo Soy, que representa el ahora), allí estoy yo, en medio de ellos.” (escuchando).

 

Entonces según todo esto que me pasó, es que mi hipótesis designa a los versículos citados como transmisores de la siguiente información:

 

Versículo 19: En este se nos está diciendo que la mente consciente debe trasmitir el deseo a la mente subconsciente.

 

Versículo 20: Aquí se cita que para lograr lo anterior debemos emplear entre dos o tres herramientas espirituales basándonos siempre en “el ahora”.

 

Recuerden lo que se dice según la carta de Santiago (2,24):

 

24- Entiendan, pues, que uno llega a ser justo a través de las obras y no sólo por la fe.

 

Es decir con plantear el deseo no es suficiente, a éste hay que acompañarlo de ciertos actos realizados correctamente.

 

En el presente artículo cité los cinco casos donde obtuve resultados positivos, tratando de buscar cuál es el denominador común.

 

Si mi hipótesis planteada en base a la interpretación de los nombrados versículos 19 y 20 fueran correctos, debería en el futuro basándome en ello, poder repetir y obtener en otros deseos y metas los mismos resultados positivos.

 

¿Las interpretaciones que hice de dichos versículos, estarán por fin realizadas correctamente?

 

Mientras lo compruebo seguiré investigando, porque sería necio de mi parte decir que yo tengo toda la verdad. No nací sabiendo, sino que estoy en un proceso de investigación que por medio de la prueba y el error y sacando enseñanzas de las experiencias que voy teniendo, de a poco voy avanzando en mí objetivo.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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