96) LEY DE LA ATRACCION - En el ojo de la tormenta

Hoy se cumple nuevamente el plazo semanal que me impongo para escribir mis artículos. Muchas veces me pasa que no tengo tema para escribir, pero de alguna forma el Universo me manda un mensaje que me señala el camino a elegir.

 

Sin embargo por más que durante toda esta semana miraba a mí alrededor, o leía la Biblia en distintos capítulos, no surgía nada que me llamara la atención, o que me diera algún indicio para continuar con mi investigación.

 

Incluso al abrir hoy mi mail, donde recibo exclusivamente comentarios o contactos de mi página web, en estos casi dos años que voy a cumplir de escribir ininterrumpidamente, por primera vez no recibí ni un solo mail.

 

Y no es que esto último me desanime, porque esa etapa ya la superé. A estas alturas ya aprendí a tomar las cosas negativas tratando de ver su lado positivo (lo que no quiere decir que a veces no me sienta deprimido o que dichos problemas por momentos me asfixien); de tal forma que al enfrentar esas situaciones ya no las veo negativas, sino como no-positivas, parece un juego de palabras y aunque los dos términos signifiquen lo mismo, la actitud con que uno sé para ante estas frases, es totalmente diferente.

 

Hoy se da ese momento donde sigo sin ver el final del camino, donde por momentos siento que no sé nada, pero que sin embargo miro para atrás y luego de todo este tiempo, investigaciones y experiencias trascurridas, veo que avancé en este aprendizaje en forma ininterrumpida.

 

Incluso como especifiqué de cierta forma hace siete semanas, en el artículo titulado “Nº 89 - Wallace, ¿Qué te paso?”, superé la línea de investigación de todos los demás autores, no porque considere que sepa más que ellos, sino porque sigo mis propio camino investigador, agradeciendo lo que aprendí y que sigo aprendiendo de dichos autores, a la vez que fundamentalmente centro mi mirada hacia adelante, poniéndome en la primer línea del frente de batalla.

 

Es decir por un lado estoy ahí en la primera posición de combate, pertrechado hasta los dientes, listo para combatir y de pronto siento que el enemigo comienza el ataque. Pero es un ataque raro, distinto; percibo los disparos, el ruido de las bombas, todo a mi alrededor; pareciera como que estas caen próximas a mí pero a distancia, a la vez que quiero disparar pero mis armas están atascadas, no responden.

 

Estoy en ese momento donde no me pueden atacar, pero tampoco puedo defenderme. Siento (como titulé este artículo), como si estuviera en el centro de la tormenta. ¿Será tal vez, qué estoy a mitad de camino de la cuarta y última etapa en que se compone la ley de la atracción?

 

Yo nunca dije que fuera, ni jamás lo diré, que sea un maestro de la ley de la atracción (sólo soy un investigador), por lo tanto no tengo la obligación de demostrar que lo sé todo y que siempre me encuentro en la cresta de la ola.

 

La mejor forma de ir avanzando en el aprendizaje de cualquier tema, es actuar con la humildad de reconocer que estamos para aprender, podremos ir acumulando más o menos conocimientos que otros, pero siempre el camino y objetivo debe constituirse en desear aprender más cada día y no tener la soberbia de considerarse más que otros.

 

Por eso, si es que hoy me encuentro en el “ojo de la tormenta”, me deberé preparar para la próxima semana cuando las “bombas” vuelvan a caerme encima.

 

Mientras tanto seguiré sacándole lustre al arma más importante en nuestra defensa: La Perseverancia.

 

Por eso voy a concluir este post, con lo que dije en muchos de mis artículos:

 

La palabra no puedo no existe, sólo existe la fuerza de la voluntad sostenida por la perseverancia.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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