106) LEY DE LA ATRACCION - Percibiendo la llegada (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en tres partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

 

Ahora como inicio de la narración del deseo que se me cumplió el 25 de junio de 2011, voy a contarles los pensamientos que precedieron a la concreción del mismo:

 

El miércoles 22 de junio voy al mediodía a la carnicería y compro carne picada (mi esposa tenía pensado hacer empanadas). Cuando llego a casa le entrego la bolsa y la deja a un costado (sin ponerla en la heladera), porque pronto iba a prepararlas para tenerlas lista para el horno, para el siguiente día.

 

Sin embargo después que me fui a trabajar, llega visita y entre una cosa y la otra se olvida de la carne y queda toda la noche afuera de la heladera.

 

Al otro día nos damos cuenta del olvido y para no correr ningún tipo de riesgos de alguna posible contaminación (sale más barato comprar nuevamente la carne, que tener que ir al hospital), decidimos inmediatamente tirar la carne.

 

Pasó también el viernes y recién el sábado decido a las 8,30 hs de la mañana, antes de ir a trabajar, pasar por la carnicería y volver a comprar la carne picada. Pero el carnicero no me pudo vender la carne picada, porque el motor de la picadora estaba congelado (la noche anterior había sido la más fría de este invierno).

 

Inmediatamente me di cuenta de la coincidencia: El Universo no me permitía tener la carne picada, ya sea que yo mismo la rechacé o él me la negaba ¿Qué mensaje me estaba trasmitiendo?

 

Cuando busqué en Google (ya me lo estaba imaginando por ser el opuesto a la carne cocida) qué significado tenía la carne cruda en los sueños (si bien lo que me paso no fue un sueño, es la forma de encontrar la interpretación de su significado), salió en la página web que encontré, lo siguiente:

 

Comprar carne del carnicero presagia muerte, calumnia, etc.”

 

Al leer esto me di cuenta que yo estaba haciendo lo contrario de lo que produce ese mal presagio; sin embargo no me percaté del mensaje que el Universo me estaba trasmitiendo, hasta después de que se cumplió mi deseo (más adelante lo explicaré).

 

Pero este no fue el único mensaje que recibí; la madrugada de ese mismo sábado, mientras dormía, tuve un sueño muy particular (lo resumiré con los datos principales):

 

Soñé que el cielorraso de mi cuarto, estaba parcialmente empapelado con siluetas de murciélagos de color amarillo (al saber que eran de papel no me producían ningún temor). Y al mismo tiempo (como en los dibujitos), soné que mi hijo se levantaba asustado de su cama con tanta rapidez, que la figura de su espíritu se desprendía de él (corriendo hacia la puerta de la habitación), para después recién a la altura de la puerta, el cuerpo de mi hijo se acoplaba nuevamente con su espíritu.

 

Por lo tanto esa mañana del sábado, luego de haber buscado en Google sobre la carne picada, hice lo mismo respecto al significado de soñar con murciélagos y encontré estas dos opciones:

 

Un murciélago blanco, es un claro augurio de muerte, sobretodo de un niño”


“El murciélago representa al hombre místico y, a la vez, indica la holgazanería y desaparición del miedo”

 

La segunda interpretación me estaba diciendo que yo era un hombre místico, pero eso no era ninguna novedad, todos los que se adentran en el estudio e investigaciones metafísicas lo son.

 

Sin embargo ese mensaje me estaba diciendo, que no debería tener miedo de la anterior definición, sobre soñar con los murciélagos. Veamos:

 

Mi sueño había sido muy claro (con murciélagos amarillos); mientras que el mal presagio era con murciélagos blancos (recuerden que en el mismo sueño aparecía mi hijo).

 

Es decir, yo sabía que ese sueño no era un mal presagio, pero el que apareciera mi hijo en ese mismo sueño fue suficiente para que (luego de recibir el llamado telefónico de mi esposa indicado más abajo), el mal pensamiento naciera (enviado por el Ego).

 

El día anterior mi esposa había estado hablando de la posibilidad de llevar a mi hijo al Club Peñarol, porque ese sábado se había organizado en conmemoración de la obtención de parte de Peñarol del último Campeonato de la Liga Nacional de básquetbol, un acto a total beneficio del Hospital Materno Infantil. (Peñarol se coronó Campeón por vencer 4 a 1 en la serie de 5 partidos, el 5 de junio de 2011, a Atenas de Córdoba, con un marcador de 89 a 83),

 

Y ese sábado a las 16 hs. se iban a reunir en el club varios de los jugadores para sortear entre los presentes, prendas deportivas usadas por los mismos, como un recuerdo de estas “estrellas” para sus simpatizantes.

 

Este acto a beneficio (como había sucedido también el año pasado) fue organizado por Sebastián “Tato” Rodríguez, Capitán de Peñarol.

 

Así fue que a media mañana, mi esposa me confirmaba por teléfono que mi hijo quería ir a Peñarol a ver a los jugadores.

 

Ni bien me dijo esto, lo relacioné con el sueño de los murciélagos y ahí de la conformación del mal pensamiento que hablé más arriba:

 

¿Podría estar corriendo ese día mi hijo algún riesgo por ir al club?

 

Mi esposa (como yo no podía llevarlo porque tenía que trabajar) tenía pensado ir al club con la amiga y su hijo; pero a último momento ésta le aviso que no podía ir y como mi esposa no tenía muchas ganas de ir sola, me comunicó que suspendía su intención inicial.

 

Entonces sabiendo que mi hijo no iría, el pensamiento negativo desapareció. Pero cuando fui a mi casa, por la insistencia de mi hijo de ir a ver a los jugadores, volvemos a decidir llevarlo y el mismo pensamiento negativo vuelve a nacer por segunda vez.

 

Pero en ese ínterin por radio informaban de una charla que le interesaba mucho a mi señora, en el mismo horario del acto a beneficio. En ese momento ella por un instante decide ir a esa charla.

 

Ello me tranquilizó nuevamente e hizo por segunda vez desaparecer el pensamiento negativo.

 

Pero ante la perseverancia mostrada por mi hijo, por tercera vez se hizo prevalecer el deseo de mi hijo (después de todo Peñarol sale Campeón una sola vez por año) y entonces sí, definimos que ellos irían a la tarde al club.

 

Y como era de esperar el mismo pensamiento negativo me invadió. Y ante ello yo me decía: No tengo que tener temor, el sueño fue claro (no eran murciélagos de color blanco), a mi hijo no le va a pasar nada y dicho pensamiento desapareció.

 

Cuando ocurrió esto, le dije a mi esposa que seguramente nuestro hijo se iba a ganar algo, porque se estaban repitiendo las mismas circunstancias que habían sucedido, cuando mi hijo había ganado la pelota nueva de básquetbol, en el anterior partido que habíamos ido a ver de Peñarol (ver el artículo titulado Nº 76-¡Vamos Peñarol!).

 

Esas mismas circunstancias, eran la repetición y conversión del mismo pensamiento negativo en su opuesto positivo, durante tres veces.

 

Luego, antes de ir para mi oficina, a las 15,45 hs. pasamos por un supermercado (la entrada al club era un paquete de pañales por cada persona, que luego se donaría al Hospital), para comprar tres paquetes (para canjearlos por los números a sortear).

 

Mientras yo esperaba en el auto con mi hijo, mi esposa que estaba con mi hija, tomaba los paquetes de la góndola correspondiente; mientras que al lado había una familia (que por los comentarios que hacían iban también al acto beneficio).

 

Esta otra familia estaba compuesta de un matrimonio con dos hijos; sin embargo compraron bastantes más bolsones de los necesarios para pagar la entrada.

 

En ese momento mi señora no se había dado cuenta, pero una coincidencia sorprendente se había producido en ese preciso instante.

 

A las 16 hs. dejo a mi familia en el club y mientras me voy en el auto, le pido al Universo que mi hijo se gane algunos de los premios que se iban a sortear esa tarde.

 

Concluyendo: Cuando llego a mi casa (se lo habían guardado como una sorpresa), me hijo va corriendo a tomar y mostrarme lo que se había ganado. Veamos lo que sucedió en el club:

 

Mientras el público estaba parado alrededor de la cancha de básquetbol, entran los jugadores y al verlos mi esposa quedo sorprendida, no lo podía creer; uno de los jugadores que componía el plantel, era quien minutos antes había estado en el supermercado al lado de mi mujer comprando los pañales.

 

Pero esa no sería la única coincidencia, ese hombre era “Tato” Rodríguez, quien le entregaría el premio que mi hijo se ganó.

 

Cuando comenzaron a sortear las prendas deportivas, llegó el turno de la remera (sudadera) Nº 6 de Marcos Daniel Mata. Y en ese momento mi hijo (después me lo contaría), visualizó imaginándose recibiendo la remera como premio; y a continuación sacan el número premiado (el 160), que era el que tenía mi hijo.

 

A continuación les pego las fotos de frente y de espalda de dicha sudadera (mi hijo estuvo en casa todo el sábado y el domingo con esa remera puesta de Mata, que le llegaba hasta los tobillos y tenía una sonrisa de oreja a oreja):

Mirando en retrospectiva volvamos a recordar (quedé pendiente con su explicación), los mensajes de la “carne picada” y “los murciélagos de color amarillo”:

 

El Universo me decía que no tuviera temor del pensamiento negativo que el Ego me iba a enviar; y la forma de no tener miedo es cambiar (rechazar la carne picada) esos pensamientos negativos, por sus opuestos positivos.

 

Si bien yo lo hice así, fue medio inconscientemente, pero ahora se firmemente que nunca debemos escaparle a los pensamientos negativos, debemos enfrentarlos y convertirlos en positivos.

 

Vean cómo en el mismo sueño el Ego me atacaba, a la vez que el Universo me ayudaba, dándome la herramienta para contrarrestar ese pensamiento negativo (mi sueño era de murciélagos amarillos y no blancos).

 

Como en otros casos, aquí se cumplió al mismo tiempo el deseo de mi hijo y el mío: Ello no quiere decir que lo conseguimos en conjunto (ya lo expliqué en otro artículo), simplemente que cada uno hizo en forma independiente lo correcto y el Universo solamente hizo coincidir su concreción en el mismo momento.

 

Yo puedo explicar lo que pasó por mi mente, no así los pensamientos que le vinieron durante ese día a mi hijo.

 

Y ahora dejaré planteado unas probabilidades estadísticas, para analizar al final de la tercer parte de este artículo:

 

¿Cuántas son las posibilidades de que un chico se gane un sorteo en una cancha de básquetbol, 1 en 100?

 

Si a la anterior pregunta le agregamos la variable de decir, que además de ganar, esa es la primera vez en que ese chico pisa una cancha de básquetbol, ¿en cuánto aumentan las posibilidades estadísticamente, 1 en 10.000?

 

Y si tuviéramos que agregar otra variable más; que ese mismo chico gana los sorteos en las dos únicas veces en que fue a ver a su equipo, estadísticamente ¿en qué porcentaje se puede dar esa posibilidad, 1 en 1.000.000?

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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