127) LEY DE LA ATRACCION - Apacienta mis corderos

En este caso voy a interpretar cuatro versículos que forman parte de, “La manifestación de Jesús a orillas del lago”, que a continuación transcribo, según el Evangelio de Juan (20,14-17):

 

14- Esta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.

 

15- Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero.” Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos.”

 

16- Le preguntó por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Pedro volvió a contestar: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero.” Jesús le dijo: “Cuida de mis ovejas.”

 

17 Insistió Jesús por tercera vez: “Simón Pedro, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero.” Entonces Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

 

Antes de realizar mi interpretación, analicemos literalmente que información trasmiten estos versículos:

 

1º- En el primer versículo se remarca con determinación: “fue la tercera vez”,que se apareció Jesús después de su resurrección.

 

2º- En los tres versículos siguientes en forma reiterativa e intencional, Jesús le pregunta al discípulo: “¿me amas/me quieres?” y a continuación ante la contestación obtenida, Jesús vuelve a reiterarle: “Apacienta mis corderos”.

 

La interpretación que daré a continuación, es como consecuencia de la íntima relación que veo entre estos versículos y el común denominador que encontré hasta ahora en el cumplimiento de mis deseos.

 

Para ello trascribiré parte de lo que escribí en mi artículo titulado, Nº 122 - Malos pensamientos (Parte 2)”:

 

Ya hace tiempo que vengo diciendo que lo importante no es no tener pensamientos negativos, sino el superarlos y cambiarlos por los positivos; recuerden que nuestra misión o deber según la interpretación que hice de la Biblia, es salvar a los “ángeles caídos”, conocidos más como demonios; que no son otra cosa que los malos pensamientos. Y justamente nuestro trabajo es salvarlos, al transformar su maldad por medio de los “pensamientos positivos”.

 

Esto último ya lo he expresado en anteriores artículos; la diferencia es que en estas experiencias que he analizado, veo que el punto de partida (dentro de una secuencia lineal que todavía no defino), es cambiar esos malos pensamientos que se arraigan en nuestra mente. Es lo que yo diría, estar en el pozo de esa influencia negativa (independientemente de la propia ley del péndulo).”

 

Recuerden que en teoría he encontrado los últimos pasos que se realizan (cambiar tres pensamientos negativos iguales por sus opuestos), antes que se concreten nuestros deseos. Sin embargo estoy investigando qué pensamientos previos debemos cambiar, para que aparezcan luego esa trilogía idéntica en el final de este proceso secuencial.”

 

Por lo tanto hoy podría decir que he encontrado el primer paso, pero de ahí hasta esa última acción que ya he relatado, ¿cuántos son los pasos y de qué tipos (clases de pensamientos que debemos cambiar) que faltan, para realizar todo el proceso necesario para el cumplimiento de nuestros deseos en forma consciente?”

 

También escribí en el artículo titulado, “Nº 109 - El eslabón perdido (Parte 2)” lo siguiente:

 

Y lo anterior me hizo acordar que mi esposa ese día (en que se cumplió su deseo de ganarse el cachorro) antes de convertir esa serie igual de tres pensamientos negativos en sus opuestos positivos, también tuvo antes de ellos, un pensamiento de ira (no se acuerda, pero supongo que también lo convirtió en positivo).”

 

Al ver esto último me di cuenta de algo más: Antes de cumplirse el deseo de transformar tres pensamientos negativos que son de “miedo”, que son los pensamientos que más nos paralizan en nuestra acción”; previo a esto surge ese pensamiento de “ira” que nos enceguece en nuestra acción.”

 

Por lo tanto puedo decir, que esa hipótesis complementaria que estaba buscando, es que:

 

Anterior a la conversión de esos tres pensamientos de miedo hay que hacer lo mismo con un pensamiento de ira.”

 

Pero para poder verificar esta última hipótesis, debo analizar con mayor cercanía el próximo deseo que se me cumpla; para poder recordar con mayor detalle, que pensamientos pasaron por mi mente y cómo me comporté ante ellos.”

 

Continuando ahora sí con el presente análisis, debo decir que todavía no se me cumplió ningún deseo nuevo como para poder recordar qué pensamientos tengo y cómo actúo frente a ellos y poder decir fehacientemente si la hipótesis anterior (que a tres pensamientos convertidos de miedo, le precede uno de ira) es la correcta. Sin embargo en un momento me vino a la mente, los versículos que transcribí al principio e inmediatamente lo relacioné con mi hipótesis inicial de, “transformar tres deseos continuos de miedo”.

 

Teniendo presente esto, ustedes ya empezarán a adelantarse a la interpretación que comenzaré a realizar de dichos versículos.

 

Entonces volvamos sobre esos cuatro versículos:

 

Jesús a igual que Dios todo lo sabía, entonces ¿por qué le reitera al discípulo durante tres veces la pregunta de si lo amaba?, obviamente que lo importante no era la respuesta del discípulo que era lógica, sino que ello le servía a Jesús de excusa para decirle lo realmente importante: “Apacienta mis corderos”.

 

Como dije, cuando me vinieron a la mente estos versículos lo relacioné inmediatamente con mi hipótesis y entonces me di cuenta que en realidad Jesús en esos tres versículos, nos está diciendo que debemos apacentar a nuestros pensamientos negativos tres veces.

 

Mientras que en el primer versículo transcripto, es el preámbulo de la enseñanza que nos trasmite, diciéndonos con él que deberemos aplicar tres veces lo que a continuación expresa; porque en definitiva para qué se nos hace notar que, fue la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar”.

 

Porque se podría no haber dicho nada, o podría haber sido la segunda o la cuarta vez que se les aparecía a los discípulos después de resucitado. Sin embargo se hace coincidir esa “tercera” aparición justo antes de esa “trilogía”.

 

Ahora supongamos que mi interpretación es correcta y en definitiva por estos versículos se nos está diciendo, lo que debemos hacer con nuestros pensamientos antes de concretar nuestros deseos, lo cual coincide justamente, con lo que he descubierto como común denominador en el cumplimiento de mis últimos deseos.

 

Entonces si estoy en lo correcto, a continuación me haré otra pregunta, profundizando mi análisis sobre los tres últimos versículos estudiados.

 

Si bien la pregunta de Jesús se repite dos veces ¿me amas?, y una tercera dice ¿me quieres?, en otras traducciones de la Biblia la pregunta es idéntica en los tres casos, “¿me amas?, por lo cual considero que en ello no hay una diferenciación.

 

Pero sí vi las siguientes diferencias, que sí se repiten en las dos traducciones que analicé (la católica, llamada Latinoamericana, tapa verde y la llamada versión Reina Varela):

 

En las dos traducciones, la primera expresión (versículo 15) usa la palabra “corderos”, mientras que en los siguientes versículos (16 y 17) usa la expresión “ovejas”.

 

Si mi hipótesis es correcta y con ello está denominando a los pensamientos negativos, una conclusión lógica sería que, el primer pensamiento de miedo es más pequeño (los corderos); mientras que a éste le siguen dos pensamientos de miedo más poderosos o adultos (las ovejas).

 

Hasta aquí no cambiaría nada nuestra forma de pensar ante estos pensamientos, simplemente se nos estaría informando que el ataque que nos realiza el Ego, con esos tres pensamientos de miedo, es más potente en los últimos dos casos.

 

Sin embargo sí me llama la atención, en cuanto a la duda que me surge respecto a lo que nos dicen estos versículos, de cómo debemos comportarnos ante estos pensamientos negativos.

 

En el versículo 15 y 17 Cristo nos dice: “apacienta mis…”; mientras que en el versículo 16 expresa: “cuida de mis…”

 

Aquí mi pregunta sería, aparte de cambiar estos tres pensamientos negativos de miedo, por sus respectivos opuestos, ¿habría que aplicar un sentimiento distinto en los tres casos?; ¿qué se nos está queriendo decir con esa diferencia?

 

Para ello volví a analizar los tres casos donde relaté el cumplimiento de un deseo (Ver los artículos titulados, (“Nº 105 - Percibiendo la llegada - Parte 1”, “Nº 106 - Percibiendo la llegada - Parte dos”, “Nº 107 - Percibiendo la llegada - Parte 3”).

 

Sin embargo no vi, ni recuerdo si hubo alguna diferenciación en los sentimientos que tuve, cuando en los distintos casos, construí los tres pensamientos positivos que anularon a los negativos.

 

Es decir, deberé seguir esperando otros deseos cumplidos (hasta ahora no me volvió a ocurrir), para poder seguir analizando qué pasa por mi mente antes de concretarse los mismos.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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