Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 1:
Hace varios meses atrás yo estaba leyendo la Biblia, como últimamente lo estaba haciendo en el libro del Apocalipsis; en este caso buscando algún versículo que de alguna forma estuviera indicando el procedimiento para usar correctamente esa “fórmula” que nos haga cumplir nuestros deseos.
Así fue que me llamó la atención los tres versículos de Apocalipsis 6,9-11 que a continuación les transcribo, para después analizarlos:
9- Cuando abrió el quinto sello, divisé debajo del altar las almas de los que fueron degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que les correspondía dar.
10- Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: «Santo y justo
Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?»
11- Entonces se les dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que esperaran todavía un poco, hasta que se completara el número de sus hermanos y compañeros de
servicio, que iban a ser muertos como ellos.
En anteriores artículos ya he dicho que la Biblia es una biografía de cada uno de nosotros, donde se relata lo que pasa en nuestra mente “diariamente”; y que en la misma se explica la relación entre la mente consciente, la mente subconsciente, los pensamientos negativos y los pensamientos positivos (lo que yo denomino aplicar la técnica de los cuatro elementos).
Por lo tanto partiendo de esa premisa, sale a la luz que en estos tres versículos transcriptos se está hablando de los pensamientos positivos. Ahora en base a ello hago el siguiente análisis según cada versículo:
9- En este versículo se divisan los pensamientos positivos muertos.
10- Aquí estos mismos pensamientos positivos (habitantes del cielo o mente subconsciente) asesinados, piden justicia contra los pensamientos negativos (habitantes de la tierra o mente consciente).
11- Mientras que acá se informa que deberán esperar esa justicia, hasta completar el número necesario de muertes de más pensamientos positivos.
Antes que nada deben saber que en la mente humana, no puede caber al mismo tiempo un pensamiento negativo y su opuesto positivo, y esto último es fácil de comprobar con cualquier pensamiento, ejemplo:
Si ustedes dicen: ¡Se me va a caer la copa y se romperá! (pensamiento negativo), no pueden al mismo tiempo estar pensando, ¡La copa no se caerá y no se romperá! (pensamiento positivo). Es decir, uno puede si quiere estar cambiando e intercalando continuamente estos dos pensamientos, pero jamás se pueden tener ambos al mismo tiempo.
Cada vez que permitimos que un pensamiento prevalezca sobre su opuesto, uno de ellos está saliendo victorioso y el otro está siendo derrotado, o si soy más textual parafraseando a la Biblia, uno sobrevive y el otro es asesinado.
Por lo tanto ese versículo 11 nos está dando parte de esa “fórmula”; diciéndonos que antes de dar justicia (cumplir nuestros deseos), deben perecer primero una cierta cantidad de pensamientos positivos o lo que es lo mismo, permitir dejar vivir primero varios pensamientos negativos.
Ahora en base esta última conclusión, cabría realizarse el siguiente interrogante: ¿Cuántos son los pensamientos positivos que deben morir? Que en cierta forma ya la respondí en anteriores artículos y que se las recordaré en los próximos párrafos.
Pero antes de querer o poder responder esa pregunta, les narraré una situación que me sucedió a los siguientes días de leer estos tres versículos:
Una clienta tenía que pasar a retirar un elemento que me había dejado otra persona (para el caso no importa que era) por mi oficina ese mismo día. Yo la había llamado por la mañana y ella había dicho que pasaría a media tarde, sin embargo faltaban cinco minutos para cerrar la oficina y ésta no aparecía.
Si no venía a retirar “dicho elemento” ese día y pasaba a buscarlo al siguiente, en sí no cambiaba en nada. Sin embargo yo me había hecho la idea de que debía retirarlo ese mismo día, caso contrario podría perjudicarme.
En general no hay nada que nos pueda perjudicar, solamente si lo permitimos en nuestra mente. Pero el caso es que yo había considerado que ello no me beneficiaba, teniendo en consecuencia un pensamiento negativo.
Y a medida que iban transcurriendo las horas, desde el momento en que esta clienta había dicho que iba a venir y no aparecía, esos pensamientos negativos volvían a surgir y cada vez con mayor fuerza; a tal punto que en esos cinco minutos antes de cerrar mi oficina, el mismo pensamiento negativo me embarga de tal manera, que siento ese dolor en el pecho típico de sentirse afligido.
Sin embargo a continuación puse toda mi fuerza mental, visualizando a esa clienta entrando por la puerta de mi oficina; anulando de esa forma ese pensamiento negativo. Y al minuto ¡oh sorpresa!, dicha mujer aparece y retira lo que debía llevarse.
Es decir, durante unas horas yo había tenido varios pensamientos negativos que habían “asesinado” a los pensamientos positivos, que yo no les permitía nacer.
Luego que ocurriera ello, cambiar ese pensamiento negativo que me hizo doler el pecho por su opuesto positivo y en consecuencia apareciera esa clienta como yo pretendía; a continuación me acordé de estos tres versículos que días atrás había leído y me dije:
¡Si tuve unas series de pensamientos negativos que al final vencí, significa que mañana debo recibir noticias positivas! (Vean que lo expresé en plural).
Y al otro día efectivamente recibí dos noticias muy buenas (para el caso no importa, ustedes pueden a su gusto darle un tinte material, social o espiritual), que posteriormente me dejaron un gran beneficio.
El caso es que normalmente puedo recibir cada tanto este tipo de comunicaciones, pero lo que es muy difícil que ocurra, es que se den dos de estas noticias el mismo día y cuando yo lo había predicho.
Cuando me sucedió ello me acordé también de estos otros versículos que transcribo a continuación con sus respectivas explicaciones, que transmiten enseñanzas similares a los versículos del quinto sello:
APOCALIPSIS 2,5
5- Date cuenta, pues, de dónde has caído, recupérate y vuelve a lo que antes sabías hacer; de lo contrario iré donde ti y cambiaré tu candelero de su lugar. Eso haré si no te arrepientes.
Aquí se nos enseña que debemos recuperarnos de los pensamientos negativos que dejamos que nos invadan y aprender a cambiarlos por sus opuestos positivos, de lo contrario no se nos ayudará.
APOCALIPSIS 17,17
17- Porque Dios se vale de ellos para ejecutar su plan, y les ha inspirado la misma intención de poner sus fuerzas al servicio de la bestia hasta que se cumplan las palabras de Dios.
Dios utiliza a los pensamientos negativos, para permitir que nosotros llamemos a los pensamientos positivos y se cumpla esa “fórmula mágica”.
SAN MATEO 5,21-26:
21- Ustedes han escuchado lo que se dijo a sus antepasados: No matarás; el homicida tendrá que enfrentarse a un juicio.”
22- Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego del infierno.
23- Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
24- deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda.
25- Trata de llegar a un acuerdo con tu adversario mientras van todavía de camino al juicio. ¿O prefieres que te entregue al Juez, y el juez a los guardias, que te encerrarán en la cárcel?
26- En verdad te digo: no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último centavo.
En estos versículos Cristo nos dice que antes de dejar nuestros deseos (ofrendas) ante el altar (el subconsciente), debemos previamente hacer las paces con nuestro hermano (los pensamientos negativos).
Nota al margen: En el artículo titulado “Nº 93 - Amarás a tu enemigo” podrán encontrar muchos más versículos que hablan del mismo tema.
Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............
Apocalipsis, 1,3:
3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.
A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.
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