179) LEY DE LA ATRACCION - Los 144.000 en el monte Sión (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en tres partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

 

Continuando con la interpretación de los versículos del capítulo 14 del Apocalipsis, ahora seguiré con los versículos 17, 18 y 19:

 

17- Entonces un ángel, que también llevaba una hoz afilada, salió del santuario celeste. 

18- Otro ángel, el que está encargado del fuego, salió del altar y gritó al que llevaba la hoz afilada: «Mete tu hoz afilada y cosecha los racimos de la viña de la tierra, porque ya están bien maduros.» 

19- Entonces el ángel metió la hoz e hizo la vendimia, echando todos los racimos de uva en el gran lagar de la cólera de Dios. 

 

En estos tres versículos se está mencionando el instante en que por causa del desprendimiento de la placenta, los vasos sanguíneos uterinos que estaban unidos a la misma, se cortan y provocan el derrame de sangre consecuente.

 

El versículo 19 cita “el gran lagar”; mientras que en obstetricia la ramificación de los vasos sanguíneos uterinos, se los denomina “lagos sanguíneos”.

 

Fuente de consulta: http://www.portalplanetasedna.com.ar/embarazo1.htm

 

20- Las uvas fueron exprimidas fuera de la ciudad, y del lagar brotó tanta sangre que llegó hasta la altura de los frenos de los caballos, en una extensión de mil seiscientos estadios.

 

Con “ciudad” se está denominando al cuerpo humano y por lo tanto con el parto, la sangre derramada cae fuera del útero.

 

Luego con “hasta la altura de los frenos de los caballos” es una forma simbólica de representar la cabeza del bebé. Ya que los frenos de los caballos se colocan en la boca y tomados de la cabeza.

 

Nota al margen: Por qué se usa en esta alegoría al caballo y no otro animal de tiro, por ahora lo ignoro, pero su sentido principal lo pude comprender.

 

Luego presten atención también cuando cita, el freno que va en la boca; con ello se hace mención al freno con que nacemos y que vamos perdiendo a medida que crecemos.

 

Ese freno, es el freno a las críticas que salen de nuestra boca y que no son otra cosa que la transmisión verbal de nuestros pensamientos negativos.

 

En relación a esto último recuerden cuando Cristo dice en el Evangelio de Mateo en 15,10-11:

 

10- Luego Jesús mandó acercarse a la gente y les dijo: «Escuchen y entiendan: 

11- Lo que entra por la boca no hace impura a la persona, pero sí mancha a la persona lo que sale de su boca.»

 

Por ello la importancia que debemos tener de ponernos nosotros mismos “ese freno” en nuestra boca, para no pronunciar críticas hacia los demás y con mayor razón, cuando ellas van acompañadas de odio o envidia.

 

Luego está la expresión final de este versículo: “en una extensión de mil seiscientos estadios”

 

La Biblia utiliza las medidas de longitud romanas, y como hice en otros versículos que citaban medidas romanas, busqué cuál era la medida que esta representaba.

 

Fuente de consulta:

http://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20120811004721AAdDPEn

 

En esa página de la Web encontré esto: “En las antiguas Grecia y Roma, la medida de longitud del estadio era de 125 pasos geométricos”.

 

Después busqué la medida del paso geométrico romano antiguo, que contenía 5 pies.

 

Fuente de consulta: http://es.wikipedia.org/wiki/Paso_(unidad)

 

Y finalmente investigué sobre la medida del pie romano, que era de 0,296 m.

 

Fuente de consulta: http://es.wikipedia.org/wiki/Pie_romano

 

Por lo tanto los 1600 estadios es igual a: 0,296 x 5 x 125 x 1600 = 296.000 m.

 

Cuando miré este número vi la relación inmediatamente con la medida del pie romano. Así que apliqué el razonamiento que utilicé en el artículo titulado “Nº 129 - Los mil años y el abismo”, donde concluí en ese caso, que los tres dígitos (000) le estaba dando a ese número divinidad y luego ya reducido ese número a 1 año, el mismo había que tomarlo en realidad como “1 día”.

 

Por lo tanto si el número definido por los 1600 estadios le restamos tres dígitos, nos queda inicialmente 296 m, que en realidad hay que tomarlo como 296 milímetros = 0,296 m.

 

Esto implica que los 1600 estadios representan la medida de “un pie divino”; es decir el pie del hijo de Dios; inicialmente de Cristo y luego de cada uno de nosotros.

 

Concluyendo, el versículo 20 nos está diciendo, que la sangre derramada por el desprendimiento de la placenta, caerá fuera del útero y mojará al bebé desde los pies a la cabeza.

 

Ahora analizaré los versículos que habían quedado pendientes y que de una u otra manera hablan de los 144.000. Me refiero a los versículos 1, 2, 3, 4, 5, 12 y 13:

 

1- Tuve otra visión: el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión y lo rodeaban ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. 

2- Un ruido retumbaba en el cielo, parecido al estruendo de las olas o al fragor del trueno: era como un coro de cantores que se acompañan tocando sus arpas. 

3- Cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender aquel canto, a excepción de los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido rescatados de la tierra. 

4- Estos son los que no se mancharon con mujeres: son vírgenes. Estos siguen al Cordero a donde quiera que vaya; estos son como las primicias, pues han sido rescatados de entre los hombres para Dios y el Cordero. 

5- En su boca no se encontró mentira: son intachables. 

 

12- Este es el tiempo de aguantar para los santos, para todos aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. 

13- Entonces oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe esto: Felices desde ahora los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, pues sus obras los acompañan.» 

 

Al principio pensaba que los 144.000 se referían a una parte del cuerpo humano. Primero consideré como posible, que estos estuvieran representando a los vasos sanguíneos uterinos, sobre los cuales citaban en las páginas donde entraba, que los mismos se podían contar de a miles.

 

Sin embargo no pude encontrar ningún sitio que definiera su cantidad; mientras seguía investigando otras posibilidades.

 

Luego busqué con los ovocitos que son los óvulos inmaduros, pero estos son 400.000, de los cuales maduran aproximadamente unos 400. Así que esta opción la tuve que desechar.

 

Inicialmente había encontrado que algunas personas en la sangre tenían 140.000 plaquetas por mm3; pero ello sólo se producía en las personas enfermas, ya que el valor normal es de 300.000 plaquetas por mm3.

 

Después encontré que los glóbulos rojos se producían en la médula espinal a razón de 140.000 por minuto, pero esto tampoco me convencía, porque se reducía la cantidad a un minuto, y en la Biblia se habla de vivir el ahora compuesto de 24 horas.

 

También aprendí que en el calendario Maya, había períodos llamados baktun, que estaban compuestos de 144.000 días; si bien esta era la “coincidencia” más cercana, no le veía ninguna relación con el versículo 20.

 

Así estuve varios días, al principio buscaba en el sistema reproductor femenino, otras en el cerebro, pero no había caso, en ninguna zona encontraba que el cuerpo humano tuviera 144.000 partes de “algo”.

 

Así fue que me dije, los versículos deben contener otra pista que me dé más detalles; y ese otro indicio que encontré que hablaba sobre los 144.000, fue este párrafo del versículo 4:

 

Estos siguen al Cordero a donde quiera que vaya”

 

Ello me estaba diciendo que esos “elegidos” estaban con el bebé en su gestación y lo seguían después de nacido; con lo cual descarté a esos miles de vasos sanguíneos uterinos que sólo pertenecían a la madre.

 

Hasta que por fin pude comprender a qué se referían esos 144.000, cuando leí nuevamente los versículo 9, 10 y 11.

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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