200) LEY DE LA ATRACCION - La profecía y el tercer atentado (Parte 1)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en nueve partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 1:

 

Si bien mi intención era continuar con los capítulos que siguen a las 10 plagas de Egipto, sucedió algo que me hizo cambiar de opinión (el hombre propone y Dios dispone).

 

El sábado pasado 17 de enero de 2015, sufrí el tercer atentado de parte de Satanás (los que no saben sobre qué escribo y por qué, dirán: ¡Te fuiste al carajo!. Pero como yo siempre digo: El que quiera entender que entienda).

 

Antes que nada reitero cuáles habían sido los dos primeros atentados, publicados por mí oportunamente:

 

1º Atentado: 10 de mayo de 2006 (Ver el artículo titulado “Nº 176 - El Milagro”). Ese día sufro un asalto a mano armada en mi casa cuando entraba el auto y resisto al mismo, para proteger a mi familia que se encontraba adentro. Durante dicho suceso siento la presencia de la muerte y sabiendo que mi familia estaba a salvo en mi hogar, acepto a la misma; sin embargo, en ese mismo instante Dios me concede un milagro y la muerte se retira junto con los chorros que salen corriendo.

 

 

Nota al margen: Nunca lo comenté, pero el día anterior al primer asalto que narré, di de baja un seguro de vida que tenía contratado con el Banco, porque consideraba que era un gasto innecesario. ¿Habrá sido dicha acción, una premonición inconsciente de lo que sucedería al otro día?

 

2º Atentado: 28 de febrero de 2013 (Ver el artículo titulado “Nº 157 - La Cruz de la habitación 512”). Ese día sufro otro asalto a mano armada en mi actual casa, cuando entraba el auto y también resisto al mismo, para proteger a mi familia que se encontraba en el interior. Si bien aquí no recuerdo lo ocurrido durante el asalto (a causa de la alta producción de adrenalina, ésta me produce una amnesia durante ese lapso de tiempo); lo importante es el milagro que me sucede cuando estoy en la clínica, donde durante la noche se me aparece Cristo en forma de Cruz.

 

Ahora analicemos qué armas utilizó Satanás en esas respectivas noches y las consecuencias físicas que tuve.

 

Durante el primer asalto, fueron 3 los hijos de puta que me atacaron a trompadas y patadas (uno con una pistola), destrozándome el dedo menique izquierdo y perdiendo aún luego de dos operaciones, el 70% de movilidad de dicho dedo.

 

Ya en el segundo asalto, los soldados que envía Satanás son solamente dos (uno con revolver), recibiendo algunas trompadas y una pequeña lastimadura en mi mano izquierda. Pasando una noche en la clínica en observación, para realizarme tomografías de la cabeza, para despegar cualquier duda por la amnesia que había sufrido.

 

Bien, hasta aquí les resumí los dos primeros atentados; como pueden ir viendo, “el poder de fuego” de Satanás, va disminuyendo. Pero lo más importante de todo, es por qué sufrí dichos atentados (independientemente que en la Argentina con la inseguridad, estamos para la mierda).

 

En la primera ocasión Satanás trata de matarme, porque sabía que esa noche yo me pondría a las órdenes de Dios, para actuar cuando Él me lo sugiriese. Hasta esa noche yo era una célula dormida y a partir de ese momento me había activado, pero sin saber todavía cuál era mi misión.

 

Yo en ese momento lo ignoraba, pero Dios ya me había comunicado cuál era esa misión 7 años antes, cuando me casé a los 33 años. A continuación les narraré de qué forma Él me trasmite ello:

 

Si bien la primaria la había cursado en una escuela católica, por el contrario el secundario, como era una Técnica cuya especialidad sólo la daban en una que pertenecía al Estado, la misma era laica; por lo tanto yo no estaba confirmado.

 

Como iba a contraer matrimonio por Iglesia; si bien la misma no me impedía casarme aún faltándome el Sacramento de la Confirmación, de todas formas quise hacer el curso para completar ese paso.

 

Yo me confirmé en la Catedral de Mar del Plata un sábado y el día anterior, el Padre nos dijo a todos los que estábamos haciendo el curso:

 

“A partir de mañana cada uno de ustedes se convertirán en Apóstoles”

 

Nota al margen: Apóstol significa el que trasmite la Palabra de Dios. Ahora, por qué hay que estar confirmado para ello no lo sé, ni tiene importancia para este caso.

 

En definitiva, según este cura, al día siguiente me convertiría en un Apóstol. Así fue que ese sábado obtuve la Confirmación. Mientras que al otro día, como hacía todos los domingos, me fui en colectivo cerca de las 10 de la mañana (para ir a almorzar) hasta la casa de mi esposa, en ese momento todavía mi novia.

 

Y así fue, que mientras estaba esperando el colectivo, me acordé de lo que el cura nos había dicho a todos, “A partir de mañana se convertirán en Apóstoles”. Entonces en ese momento se me dio por decirle a Dios:

 

Si efectivamente soy un Apóstol, desde que subo al colectivo hasta que me bajo, yo me tengo que convertir en el pasajero número doce, al momento que me toque descender del mismo.

 

Nota al margen: El recorrido que hacía dicho colectivo desde la parada de mi casa (de soltero), hasta la parada donde debía bajarme para ir a la vivienda de mi esposa, era de unas 82 cuadras, las que incluían aproximadamente 40 paradas.

 

Si bien ese recorrido en días hábiles, implicaba que durante ese trayecto bajase más o menos unas doscientas personas, a causa de ser un día feriado y debido la hora, el movimiento era muy escaso.

 

Ese día que tomé el colectivo, nunca subió ni bajó, más de una persona por vez. Iban pasando las cuadras y cada tanto bajaba un pasajero y yo los iba contando, uno...., dos...., tres..... Así fueron transcurriendo los minutos y las cuadras, cada tanto descendía otra persona.

 

Hasta que una parada antes que la mía, bajó la persona número 11; y cuando me tocó hacer lo mismo a mí, fui el único individuo en bajar, convirtiéndome entonces en la persona número doce que bajó de todo ese recorrido.

 

Por lo tanto ese día Dios me había respondido; efectivamente lo que el cura había dicho era cierto. Y en ese momento me dije: Yo soy un Apóstol y ahí quedó, porque en realidad no sabía qué quería decir, ni qué implicaba esa afirmación que Dios me había comunicado.

 

Recién unos 10 años después recordaría esto, cuando comprendí lo que yo estaba realizando, al escribir lo siguiente en mi artículo titulado, “Nº 177 - El Milagro (Parte 2)”:

 

El 25 de junio de 2009 (tres años después), fue la fecha en que publiqué el primer artículo de mi blog, en ese momento creía que con ello le estaba dando publicidad a la novela que escribí; sin embargo luego, en el artículo titulado “Nº 31 - Su verdadero significado”, expresaría lo siguiente:

 

Por eso es que llega ese punto de inflexión, cuando uno comprende que la ley de la atracción no es otra cosa que un instructivo de cómo interpretar las “Sagradas Escrituras”.

 

Es decir, uno se da cuenta que lo que realmente hay que aprender y que en definitiva es lo que enseña la Biblia es a tener Fe en Dios, quien es finalmente el que nos concede nuestros deseos.”

 

Y luego profundizando lo anterior, transcribo lo que escribí en el artículo titulado “Nº 50 - Entenderla y no comprenderla”, donde expreso:

 

Me refiero a que Jesucristo fue el mayor Maestro en aplicar la ley de la atracción.

 

Por lo tanto por correspondencia el contenido del Nuevo Testamento, es el libro que contiene toda la información que explica cómo aplicar la ley de la atracción.

 

Para lograr ello hay que leer dicha información en segundas líneas, ya que este libro fue escrito en clave, de tal forma que en realidad son dos libros en uno.

 

Por un lado está la Biblia propiamente dicha, donde a simple vista las palabras nos trasmiten una enseñanza cristiana y por otro lado se encuentra esta otra información.

 

En lo que a mí respecta lo que haré de aquí en adelante, será tratar de interpretar ese mensaje oculto por medio del lenguaje que la ley de la atracción nos brinda.”

 

Es decir, a partir del artículo Nº 31 me di cuenta que lo que yo estaba haciendo, era trasmitir la Palabra de Dios, luego de lograr la interpretación de las simbologías que ocultaban su verdadero significado.”

 

Entonces, volviendo al hilo conductor de este artículo; durante el primer atentado me despierto de ese letargo, por el cual todos pasamos durante nuestros primeros 40 años de vida y me pongo al servicio de Dios.

 

Hasta ese momento vivía al pedo, sin encontrar cuál era el verdadero sentido de la vida. Pero a partir de ese día, pude comenzar poco a poco, a responderme esa pregunta que todos nos hacemos en algún momento: ¿Para qué carajo nací?

 

Ese día salí de mi trinchera y quedé a la vista del enemigo, quien lanzó su ataque más mortífero, pero fallando en su objetivo.

 

Mientras que en el segundo atentado, como comenté en el artículo respectivo, fui atacado después de retirar la primer copia en papel que había dejado para anillar, de mi libro “La Biblia, Secretos Develados”. Libro donde recopilé los primeros 151 artículos de la investigación que estoy llevando a cabo.

 

Es decir ahí fui atacado por concluir la primer parte de mi investigación, donde voy develando el verdadero mensaje de la Biblia, lo que implica el principio de lo que se constituirá, en la derrota definitiva de Satanás.

 

El que me haya salvado en ambos asaltos a mano armada, aún cuando me resistí a la fuerza, no fue ninguna casualidad; Dios ya oportunamente me había comunicado, que me brindaba protección celestial. Cómo fue que me trasmitió ello, se los explicaré a continuación.

 

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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