235) LEY DE LA ATRACCION - El libre albedrío

Antes que todo quiero recordarles, que yo normalmente vengo publicando mis post, una vez por semana, salvo períodos donde caigo (no confundir con depresión), en lo que yo denomino la Ley del péndulo; donde como energía, vamos continuamente deslizándonos de un polo al otro (del positivo al negativo y viceversa).

 

Así es que hay veces, que paso semanas sin escribir, como si me quedara sin combustible para continuar.

 

Esto último me había sucedido el 16 de mayo de 2015, que fue la fecha en que había subido hasta ese momento, mi último artículo (el Nº 213) y así estuve hasta el 13 de julio de 2015, fecha en que subí el artículo Nº 214; es decir, permanecí dos meses sin escribir.

 

Y así hubiese continuado, sino fuera que el mismo Satanás me insultó, empleando para ello a una mujer que pasó caminando cerca mío, sin que yo me hubiese percatado hasta ese momento de su presencia (esto está desarrollado en el artículo titulado “Nº 214 - La profecía de los indios Hopi”).

 

Insulto que contenía la palabra “Arameo”, que fue una “coincidencia” que me motivó a investigar, qué significado tenía ese improperio que había recibido gratuitamente; lo que trajo como consecuencia una sucesión de artículos escritos por mí, que casi duplicó el rendimiento que tenía hasta ese momento (además de haber logrado interpretar unas series de profecías, pertenecientes a distintas fuentes o autores).

 

Y después de haber estado sin publicar dos meses, volví sobre el teclado de mi computadora y en un lapso de tres meses, escribí un record para mí (no por la cantidad, sino por el lapso de tiempo en que los escribí), de 21 artículos seguidos.

 

Nota del autor: Vean como Satanás me insultaba, al mismo tiempo que Dios me mostraba la ayuda, si es que yo sabía en ese momento tener la mente fría, para poder ver esa colaboración, sin dejarme avasallar por ese insulto.

 

Así es, que esto que les estoy escribiendo ahora, lo tenía pensado hacer en el preámbulo del anterior artículo; sin embargo cuando estaba decidiendo narrárselos, me vinieron a la mente esas preguntas, que determinaron postergar estas palabras actuales, para este momento.

 

Al terminar este artículo, veremos qué me depara el futuro, ya que de antemano ignoro cómo continuaré con mi investigación.

 

Ahora sí, comencemos con el tema que da título al presente escrito:

 

Antes de adentrarme en el concepto de este artículo, les aconsejo relean los siguientes post:

 

Nº 13 -  La ley del Karma y el destino

Nº 14 - Y cómo modificar el destino

Nº 15 -  La física cuántica y el destino

 

Ya que los mismos están íntimamente relacionados. A tal efecto citaré algunas de mis hipótesis desarrolladas en dichos artículos:

 

“El subconsciente viaja a través del  tiempo, para ponernos de sobre aviso con la intuición, para que cambiemos ciertos actos de nuestro presente, que implicarían la modificación de lo que era nuestro destino prefijado hasta ese momento.”

 

“En mí último post también dije que en éste iba a comentar, qué sucedía cuando nuestro subconsciente por medio de nuestra intuición cambiaba el destino. En cuanto a esto tengo una hipótesis personal:

 

Para mí en realidad no modificamos el destino (es decir transformarlo como el artista plástico hace con sus obras de barro), nosotros en realidad cuando pretendemos modificar nuestro destino, lo que estamos haciendo es cambiarlo por otro.

 

Es decir yo me planteo: ¿No habrá infinitos destinos y cuando nosotros queremos cambiarlo, simplemente tomamos otro que ya está definido pero que es distinto al anterior?

 

Entonces con esa premisa que me estoy planteando, no entraría en contradicción el destino (como un hecho fijo y determinado), con poder usar el libre albedrío para definir continuamente nuestro futuro.”

 

“Y aquí introduciría otra hipótesis: El destino no es uno sólo, son infinitos. Tantos como Universos paralelos existen.”

 

“Y cambiamos de Universo cada vez que, ya sea porque por nuestra intuición elegimos una dirección distinta de la que teníamos prefijada inicialmente, o porque ello mismo se produce cada vez que, con el deseo profundo de producir cambios en nuestras vidas actuamos como “co-creadores” y no como estamos acostumbrados, compitiendo con los demás.

 

De tal forma que nos vamos pasando continuamente de un Universo al otro.”

 

Bien hecha esta introducción, ahora les comentaré qué es lo que me motivó escribir sobre el libre albedrío. Fue por la profundización que realicé sobre el estudio de los pensamientos que desarrollé, durante esos dos enfrentamientos que casi tuve en el mismo día.

 

Primero les vuelvo a transcribir en relación a esto, unos párrafos indicados en el anterior artículo:

 

“Con lo cual puedo concluir, que si esa primer pelea hubiese acontecido (recuerden, descendí del auto con el puño cerrado), ya que tuve la oportunidad y la razón defensiva de haber bajado de una trompada, a quien venía persiguiéndome amenazadoramente;  seguramente la segunda pelea hubiese ocurrido y con un desenlace que hubiera acrecentado esa acumulación de karma negativo, que venía arrastrando durante esa tarde.

 

Sin embargo esa primer pelea no sucedió y la segunda tampoco. Metafísicamente hablando, los hechos fueron ocurriendo por una sucesión de pensamientos:

 

Pensamientos negativos – Atraje la puteada del motociclista

Pensamientos negativos – Devolví la puteada al motociclista

Pensamientos positivos – Resolví la confrontación sin pelear

 

Como consecuencia de ese cambio o secuencia de pensamientos negativos, por lo positivos; esa segunda pelea que ya estaba decretada desde el momento en que yo contesté la primer puteada, terminó positivamente, por mi deseo de ayudar al prójimo.”

 

Ante esto, yo apliqué aquí la que denomino, “la técnica de la interrogación exponencial”; entonces al mismo tiempo que analizaba dicha situación, me preguntaba:

 

El que nos define la aparición de las intuiciones o de las coincidencias que nos permiten modificar el destino, que hasta ese momento llevaba una dirección irreversible hacia una consecuencia negativa, ¿no serán las acciones previas que consciente o inconscientemente provocamos, para cambiar un pensamiento negativo por su opuesto positivo, justamente en medio de una situación negativa?

 

Es decir, recordando el primer enfrentamiento; yo me bajé del auto con la decisión de ir a pegarle de una, a ese individuo que me estaba persiguiendo con intenciones de atacarme; sin embargo en esa lucha interna en mi mente, yo me decía al mismo tiempo, cuando había llegado al lado de él:

 

“Tengo que pegarle una buena piña y dejarlo fuera de combate”, y a continuación también expresé para mis adentros, “Mientras no baje de la moto, trataré de resolver la situación hablando”

 

Como ven en mi cabeza había planeado un ataque defensivo, pero durante la misma situación, cree un “pensamiento positivo”, donde me imaginaba en resolver la confrontación pacíficamente, como fue que finalmente resolví.

 

Con esto quiero decir, planteando al mismo tiempo que me interrogo, una hipótesis:

 

1º) ¿Dios no  nos mandará por medio del Espíritu Santo (además de otros medios de comunicación), “las coincidencias” para que nos percatemos de cambios de dirección que debemos realizar, para mejorar nuestro futuro (independientemente de verlo con un fin físico o espiritual)?.

 

2º) El cambio de un pensamiento negativo por uno positivo, son las verdaderas armas que debemos emplear, para superar esas situaciones que se nos presentan inicialmente como adversas.

 

3º) Para crear un pensamiento positivo, para anular un pensamiento negativo, en una situación de enfrentamiento verbal o físico, indefectiblemente debemos relegar a nuestro propio “Ego” (Satanás), para poder concretar esa acción.

 

Es decir, yo en ambas peleas podría haber elegido el camino del macho Alfa y haber hecho mierda sucesivamente a mis adversarios en ambos enfrentamientos, provocando que mi “Ego” se inflase, dejándolo con un dejo de superioridad sobre los demás; sin embargo, “escuché” al Espíritu Santo” por medio de la “intuición y la coincidencia” y elegí el camino contrario, cambiando en consecuencia mi destino.

 

Concluyendo, hace más de cinco años entre los primeros artículos que escribía, dejaba plasmado que el libre albedrío no se contradecía con el destino prefijado, ya que aplicábamos el mismo, no para modificar el destino, sino para “cambiar” un destino por otro, de los millones que conviven en distintos mundos paralelos.

 

Mientras que ahora profundizando dicho análisis, agrego como hipótesis a verificar, que aplicamos el libre albedrío, cuando recibimos ese llamado de atención del Espíritu Santo, por medio de los mensajes que contienen las intuiciones y coincidencias. Mensajes, y aquí el dato nuevo que surgió dentro de mi mente, que llegarían como consecuencia de cambiar previamente pensamientos negativos por positivos.

 

Mensajes que, en la medida en que nos vamos compenetrando con esta nueva filosofía de vida, iremos cada vez más dándonos cuenta de su presencia; aunque no siempre comprenderemos lo que nos quieren transmitir, sino hasta que obtengamos resultados positivos.

 

Somos estudiantes y nuestro deber es ir aprendiendo, cada día un poco más, a fuerza de golpes y a prueba y error; pero siempre avanzando……

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas”, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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