241) LEY DE LA ATRACCION - Hasta pronto

El título de este artículo es una despedida momentánea, pero no mía, todavía no concluí con mi misión (ello no depende de mí). Dicha expresión representa (y por ello este post es una continuidad de lo analizado en el anterior) lo que nos dice Jesús cada vez que morimos carnalmente. Para ello recordemos el significado de los versículos, que describen la historia de Jesús caminando sobre el agua.

 

En esas palabras vertidas en el Evangelio de San Mateo, Jesús se despide de nuestros pensamientos (la gente que había ido a escucharlo), signo de nuestra muerte carnal, para regresar a los 40 años (cuando se acerca a la barca donde están los discípulos y lo ven caminado sobre el agua), simbolismo de la apertura espiritual que se produce alrededor de esa edad.

 

Entonces aquí tenemos dos Cristos diferenciados, el que está con nosotros al nacer y el que regresa a los 40 años.

 

Para que entiendan a qué me refiero, primero les recuerdo los dos mensajes principales que fui descubriendo a lo largo de, hasta ahora, los seis años de mi investigación:

 

1º) Jesús nace todos los días, al nacer cada uno de nosotros. Esto está ampliamente desarrollado en el artículo titulado “Nº 147 - Revelación de Jesucristo” en sus cinco partes. A tal efecto cito algunos versículos de Apocalipsis (19, 7 y 13) interpretados en dicho momento:

 

7- Miren, viene entre nubes; lo verán todos, incluso los que lo traspasaron, y llorarán por su muerte todas las naciones de la tierra. Sí, así será.

 

“Cuando se dice que Jesús “viene entre nubes”, se nos está informando que Cristo viene dentro del saco amniótico, es decir viene dentro de cada útero materno, toda vez que el óvulo ya fue fecundado.”

 

13- Viste un manto empapado de sangre y su nombre es: La Palabra de Dios.

 

“El manto empapado de sangre, es la forma de denominar a la placenta del útero materno. Donde “manto” es la placenta misma y “empapado de sangre” son el entrecruzamiento de cientos de vasos sanguíneos, que contienen el oxígeno y nutrientes que alimentarán al bebé durante el embarazo.”

 

Fuente consultada: http://espanol.pregnancy-info.net/acerca_de_las_placentas.html

 

“Es decir, en un versículo utiliza la palabra “nubes” para indicar que Cristo viene a la vida dentro del saco amniótico y en este último versículo, nos dice lo mismo expresando que nace cubierto por la placenta materna.”

 

Entonces estos versículos y otros cientos, son muy claros al decirnos que Cristo nace con nosotros; y que de acuerdo a los últimos artículos, lo hace a partir del momento en que el óvulo queda implantado al cabo de los 14 días de fecundado el mismo.

 

Ahora bien, como dije más arriba; casi al mismo tiempo que Cristo nace al día 14, por otra parte Cristo se despide el día 1º hasta volver a los 40 años. Esto ¿qué significa?.

 

PREMISA

 

Doy por cierto sin considerarlo una contradicción, porque los mismos versículos me lo están diciendo de distintas maneras:

 

1-      Cristo nace con nosotros.

2-      Cristo se va cada vez que morimos carnalmente, para regresar a los 40 años.

 

Si lo anterior no es una contradicción y aquí sí empiezo hacer un análisis y suposición de mi parte de esos dos mensajes, es que considero lo siguiente:

 

Cuando nacemos, cada uno de nosotros somos Cristo en carne, quedando encerrados cada uno de nuestros Espíritus, en la nueva mente consciente que nos toco en suerte (esto es una forma de decir, dicen que nosotros elegimos donde nacer).

 

Como dije en su momento, nosotros (mi hipótesis) somos una parte indivisible de esa única mente-Espíritu que es Cristo,  y que al nacer nos dividimos, de tal manera que esa cuota-parte de Espíritu que nos toca, es como para decirlo de alguna manera terrenal, nuestra personalidad, pero sin el conocimiento de esa totalidad que tiene Cristo.

 

Cuando nacemos nuestro padre Dios, nos pone una prueba por delante que dura 40 años (recuerden la prueba de los 40 días del desierto de Jesús o la prueba de las profecías de Parravicini).

 

Si superamos esa prueba de no sucumbir ante “las piedras de colores” que el Ego nos pone por delante, haciéndonos creer que estamos viviendo una realidad, que no es tal; será entonces que nos damos cuenta de que hay algo más y es cuando percibimos esa apertura espiritual, a la que no todos llegan; y en ese momento es que vemos a “Cristo venir caminando sobre el agua”.

 

Ese Cristo que viene a nosotros alrededor de los 40 años, es su Espíritu y conocimiento, por esa razón a esa edad se produce esa simbiosis entre:

 

Cuerpo (carne) y Espíritu (conocimiento), de Cristo.

 

En relación a esto, sabiendo como ya expresé con anterioridad, que el bautismo de Jesús por parte de Juan el Bautista, simboliza el verdadero nacimiento de Cristo (con una edad de 30 años), vean la secuencia que describe la Biblia en ese momento:

 

1-      Jesús es bautizado (representación de la rotura del saco amniótico).

2-      Jesús va al desierto y es tentado durante 40 días por Satanás (simbolismo de la prueba a que somos sometidos durante 40 años).

3-      Jesús luego de salir airoso de esa “prueba”, comienza su evangelización (transmisión de La  Palabra de Dios)

 

Es decir, en un mismo instante se une lo que se había separado al nacer, convirtiéndonos  tanto en carne como en Espíritu, en Cristo. Y a partir de ello es que nos damos cuenta de cuál es nuestra misión:

 

Aplastar a Satanás, como “un granizo del tamaño de un talento”

  

Por esa razón, en la Biblia se dice, que Cristo la primera vez (cuando nacemos) vino como cordero, mientras que la segunda venida (cuando cumplimos 40 años) vendrá como león, no a traer paz, sino espada; la espada que dará muerte a Satanás, al transmitirnos a todos que el arma para lograr dicho cometido, es transformar los pensamientos negativos (demonios o ángeles caídos) en sus opuestos, pensamientos positivos (ángeles leales).

Fuente de donde fue tomada la foto:

https://www.pinterest.com/pin/214624738469389929/

 

Pero esto no se logrará con unos pocos; la mayoría deberá recibir estos conocimientos para llegar a ese cometido y esto se producirá como predijo Parravicini en sus profecías:

 

"Comprensión de las Sagradas escrituras se impondrá al final de los tiempos será norte y salvación, será Paz y unificación de Iglesias".

 

Y para concluir dejaré planteada una hipótesis, respecto a una pregunta que respondí sólo parcialmente, que había planteado en el artículo titulado “Nº 237 - Navidad y Reyes (Parte 2)”; en esa ocasión había expresado:

 

“Si en el momento del implante definitivo del óvulo sobre el útero de la madre, se produce el “ingreso” de ese regalo mágico de Dios, que es la mente humana como la conocemos metafísicamente; ¿qué sucede o deja de suceder, durante esos 14 días que van desde la fecundación del óvulo hasta su implantación definitiva?”

 

Según mis análisis, ya sabemos que desde el preciso momento en que fallecemos, automáticamente se nos designa el óvulo fecundado, al cual ingresaremos encarnándonos (nuestro Espíritu) al término de los 14 días, que será cuando vuelva a dividirse la mente en tres partes (quedando prisioneros en la mente consciente).

 

Entonces, desde que el óvulo es fecundado hasta los 14 días siguientes en que queda conformada la mente tripartita, ¿nuestro Espíritu dónde se encuentra?

 

Yo considero que vamos a algún lugar del “Paraíso”, donde nos preparamos durante esos 14 días para la nueva encarnación y prueba por la que nuevamente pasaremos.

 

El tiempo dirá, a medida que vaya interpretando otros versículos, si voy encontrando las pistas que me vayan acercando a la respuesta correcta; por el momento mi hipótesis es muy endeble y es apenas un punto de partida para apuntalar mis ansias de aprender.

 

Lo que sí es innegable, es que artículos escritos anteriormente, me permitieron ir interpretando nuevos versículos, al seguir los indicios que el Espíritu Santo va poniendo delante de mis narices, con coincidencias que se presentan ante mí. 

 

Todo va avanzando de acuerdo a lo acordado, aun cuando yo ignoré en su momento mi punto de partida y desconozca mi punto de llegada.

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas”, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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