255) LEY DE LA ATRACCION - Jesús entra triunfal a Jerusalén (Parte 10)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en diez partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 10:

 

Bien, ahora sí la parte final de esta serie de artículos. Hasta este momento logré comprender cuándo ingresa el Espíritu y el Alma a nuestro cuerpo:

 

El Espíritu: Al momento de la fecundación.

El Alma: Al instante de concluir la implantación del óvulo en la pared del endometrio (al día 14 de la fecundación).

 

Y ante esto, es que quiero profundizar sobre el Espíritu. Veamos:

 

Nosotros como nos entendemos a nosotros mismos (nuestra personalidad), ingresamos por medio de nuestra Alma al cuerpo que nos fue designado (o elegido por nosotros antes de nacer), para evolucionar en lo que venimos a aprender en la Tierra, al mismo tiempo de cumplir con la misión que se nos designó.

 

Pero antes de ello, ingresó primero a nuestro organismo 14 días antes, nuestro Espíritu, representado específicamente por Jesús. Y ahora es que yo me planteo los siguientes interrogantes:

 

Hace tiempo que digo, que nosotros (cada uno) somos Cristo. Por otro lado, según los versículos analizados en el artículo titulado “Nº 238 - Jesús camina sobre el agua” (Parte 1 a 3); Jesús vuelve a nosotros a la edad de nuestros 40 años, en la medida que superemos la prueba de la que cita Parravicini. Es decir, según esos artículos Jesús vuelve a los 40 años; sin embargo “En la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén”, Jesús viene a nosotros al momento de la fecundación.

 

Entonces, ¿qué diferencia hay entre el Jesús que viene al momento de la fecundación, de aquel que viene a partir de que cumplimos los 40 años?. Ante esta pregunta yo mismo me planteo la siguiente Teoría, que en parte la empecé a desarrollar en el artículo titulado “Nº 148 - Revelación de Jesucristo (Parte 2)”, donde expresé:

 

“De la misma forma sucede con esa división de Cristo; cada vez que morimos volvemos a esa única fuente de vida que es Cristo y cada vez que un nuevo ser nace, Cristo vuelve a dividirse (al igual que el óvulo).

 

Esa división cada vez es de mayor magnitud (el aumento constante de la población mundial).

 

Por otra parte cada vez que morimos, luego reencarnamos nuevamente en otro cuerpo con una porción más pequeña de Cristo (por denominar este proceso de alguna manera racional); ya que Cristo se vuelve a dividir en mayor cantidad de personas.

 

Esto último permite entender el concepto de la reencarnación en un proceso multiplicador; ya que si cada uno de nosotros fuera una reencarnación sucesiva del mismo espíritu, cómo se entendería de dónde saldrían los nuevos espíritus, ya que cada vez se necesitan más cuerpos para ser ocupados por esos espíritus.”

 

Entonces continuando con dicha Teoría; Jesús viene a nosotros trayendo consigo el Espíritu, que se divide según tantas Almas haya. Y por otro lado a la edad de 40 años (si percatamos y permitimos que la apertura espiritual ocurra) Jesús vuelve a nosotros, no porque no haya estado ahí, sino porque logramos reconocerlo en nosotros mismos, al darnos cuenta de esa VERDAD que trasmite la Biblia, en cuanto a que nosotros somos el hijo de Dios.

 

Cada uno de nosotros somos Reyes en la Tierra, exactamente igual a Cristo; la única diferencia es que él conocía toda la Verdad y fue el primero, por ello se lo denomina Reyes de Reyes.

 

Y ahora veamos cuando Jesús hecha primero y mata después, a los pensamientos negativos.

 

En la parte 6 de este mismo artículo escribí:

 

“Conclusión: Simplificando, nuestro cuerpo carnal es nuestro traje espiritual; mientras que nuestra mente (el templo de Dios) es nuestro cuerpo espiritual.

 

Por ello, al llegar Jesús al Templo de Dios y ver que estaba lleno de los pensamientos negativos (los que vendían y compraban en el templo), él los echó a todos fuera.”

 

Mientras que en la parte 7 de este mismo artículo expresé:

 

“Jesús echó del Templo (de la mente consciente de la madre) a los pensamientos negativos, y cuando salió del Templo y se dirigió a Betania (el útero), a las afuera de Betania (el estómago), se encontró con la higuera y sus “hojas” (los pensamientos negativos) y los mató en ese lugar.”

 

Es decir cuando Jesús entra a la mente de la madre, al comienzo de la implantación (día 7), hecha a los pensamientos negativos de ella; y por otro lado al otro día (día 8) cuando comienza la simbiosis entre el cuerpo de la madre y lo que se constituirá en el cuerpo del hijo, Jesús se topa nuevamente con los pensamientos negativos (la higuera) y directamente ahora los mata.

 

No sabría cómo explicarles con palabras, pero según nos trasmiten estos versículos, Jesús protege al embrión de los pensamientos de la madre, hasta que el saco y el líquido amniótico (el escudo natural del propio bebé) comiencen a formarse (el día 14), al mismo tiempo que se forma la mente tripartita del bebé.

 

Entonces ahí cuando existe la mente consciente del embrión, Satanás no podrá atacarlo con sus demonios (pensamientos negativos) que ya son propios del bebé, porque éste ya está protegido con ese escudo; hasta que llegue el día que dicho saco se rasgue y comience el parto.

 

Y al nacer el bebé comenzará a llorar, no solo porque empieza a utilizar sus pulmones, sino porque reconoce que llegó al abismo y empieza a ser atacado por Satanás con los pensamientos negativos que nos envía, desde que nacemos hasta que morimos.

 

Mientras que a continuación les transcribo la pregunta que me había hecho en la parte 7 de este artículo:

 

“Si nosotros ingresamos en el nuevo cuerpo que nos toca, el día 14; entonces ¿Qué sucede desde el momento de la fecundación de ese óvulo hasta el día 7, y qué acontece desde el día 7 en que comienza el implante, hasta el día 14 en que concluye dicho proceso sobre el endometrio del útero?”

 

Como pueden ver en forma separada se las fui respondiendo: De la fecundación al día 7, Jesús ingresa al óvulo con el Espíritu y lo lleva hasta la pared del endometrio (las puertas de Jerusalén), del día 7 al 14 Jesús hecha primero y mata después a los pensamientos negativos de la madre, para proteger al embrión hasta que quede formado el saco amniótico, y este se encargue de dicha protección a partir de ese momento.

 

Nota al margen: No confundir entre el Espíritu Santo que es la mente subconsciente de cada uno de nosotros, con el Espíritu que nos da la vida espiritual y que entra al cuerpo por el mismo Jesús al momento de la fecundación.

 

Y por último me falta aclararles lo que dejé pendiente en la Parte 2 de estos artículos; donde decía que había tomado para realizar mi investigación los versículos de la versión de Reina Varela 1960 (Biblia Evangelista), en lugar de utilizar la versión de los católicos apostólicos romanos (Vaticano).

 

Esto último fue así, porque la versión Reina Varela respetaba la traducción original de la Biblia, mientras que (para este caso) la versión del Vaticano modificó dicho texto original. Veamos a qué me refiero (ejemplos):

 

Mateo 21 (Versión reina Varela):

 

2- diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 

 

Mateo 21 (Versión cristiana):

 

2- diciéndoles: «Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos.

 

Diferencia: En Reina Varela habla del “pollino”, mientras que la versión cristiana sólo cita a “su cría”, sin especificar sobre la misma.

 

Marcos 11 (Versión reina Varela):

 

4- Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. 

 

Marcos 11 (Versión cristiana):

 

4- Ellos fueron y encontraron un asno atado cerca de una puerta, en la calle, y lo desataron.

 

Diferencia: En la versión cristiana simplifica diciendo simplemente “cerca de la puerta”; mientras que en la versión evangélica aclara además que lo hallaron “en el recodo del camino”. 

 

Esas aclaraciones indicadas en la versión evangélica,  a diferencia de la cristiana que las omitió, me dieron parte de los indicios que permitieron concretar mis interpretaciones.

 

 

Fuente de donde fue tomada la imagen: http://delamanodemaria.com/?tag=viernes-santo

 

Nota del autor: Esta última parte del artículo tendría que haberla publicado hace como una semana atrás, sin embargo a causa de mi “trabajo terrenal”, estuve ocupado y recién (coincidentemente como lo aclaro más abajo) pude concluirlo en el día de la fecha.

 

Y aprovechando que hoy precisamente estamos en el Viernes Santo (sin haber sido mí intención, este artículo trata sobre los hechos bíblicos ocurridos en Semana Santa), me despido de ustedes diciéndoles:

 

¡Felices Pascuas!, porque la VERDAD está saliendo a la luz.

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas”, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.