257) LEY DE LA ATRACCION - ¡Estamos en guerra! (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en dos partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

 

Sin llegar a convertirse nunca en un sueño lúcido (ser consciente que se está dentro de un sueño); mi sueño comenzó estando yo parado frente a un cañón, parecido al Cañón de Talampaya (ubicado en La Rioja, Argentina) y a unos tres metros de distancia del mismo.

Fuente de donde fue tomada la imagen:

http://www.parquesnacionales.gob.ar/areas-protegidas/region-centro/pn-talampaya/

 

Y a la vez que me vi frente a ese cañón imponente, adelante mío había un duende que no pasaba los 30 cm de altura.

 

Nota al margen: Buscando luego información, aprendí que esos tipos de duendes habitan la mayor parte de su vida en el plano astral.

 

Estando frente a él, me extendió su brazo y tomándome de la mano me guió hasta ese muro de roca; siguiendo yo sus pasos.

 

Nota al margen: En los sueños el cuerpo físico no existe (aunque nos vemos como si lo tuviéramos), por lo tanto las proporciones dejan de tener sentido o relación entre ellas; por esa razón, yo me vi llevado de la mano por el duende (30 cm de altura) sin necesidad de que tuviera que inclinarme.

 

Cuando llegamos frente a esa inmensa pared natural, delante nuestro (recuerden era un sueño) se abrió como una puerta, e ingresamos como a un pasadizo de unos 3 mts de ancho y caminamos cerca de 7 mts.

 

Nota del autor: Al ser yo también arquitecto, tengo incorporado las relaciones de las superficies y medidas, lo que me permite ser tan perceptivo primero, y descriptivo luego, para trasmitir con sumo detalle los espacios y distancias que se van presentando ante mí, aun siendo en un sueño.

 

Así es que después de recorrer esos 7 mts, giramos a nuestra derecha y tras franquear otra puerta dentro de una pared con paneles de vidrio, entramos a una especie de café-bodegón (por el estilo, no porque alguien estuviera comiendo), donde frente a mí había aproximadamente como 10 mesas redondas, distribuidas en dos filas de 5).

 

En cada mesa había sentados entre cuatro o cinco personas, a las cuales me parecía conocerlas a todas; pero sólo identifiqué a una de ellas.

 

Él era Eduardo uno de mis amigos que había fallecido recientemente. Al verlo levanta su mano derecha para saludarme y yo hago lo mismo con mi mano izquierda; en ese instante giro con el duende nuevamente a mi derecha (poniéndome paralelo a la trayectoria que había tomado para ingresar dentro de “esa montaña”) y caminamos unos 4 mts.

 

Cuando terminamos de caminar nos detuvimos frente a un cuarto, donde traspasamos otra puerta para ingresar a este. Dentro nos esperaban dos hombres de traje (no recuerdo el color de dichos trajes, pero no eran ni blancos ni negros); intuyendo que eran dos ángeles y uno de ellos dirigiéndose a mí, expresó:

 

¿Quién sos? Y yo antes de contestarle, me agaché y flexionando mi pierna izquierda y arrodillándome con la derecha, al mismo tiempo que bajaba la cabeza en son de humildad; en esa posición le respondí:

 

YO SOY un soldado de Dios.

 

Ese mismo convencimiento que había pronunciado “racionalmente”, el día que Dios me había concedido un milagro, ahora volvía a suceder, pero dentro de mi mente subconsciente. Con lo cual con este sueño se me estaba informando, que la mente subconsciente ya había recibido y asimilado como cierta, esa afirmación que yo había expresado en primera instancia en forma racional.

 

De la misma manera que esa vez en que había bajado del colectivo, como el pasajero número 12, Dios me había confirmado que yo era a partir de ese momento un Apóstol; ahora volvía a afirmarme no sólo cuál era mi misión, sino con el rango que la ejecutaría.

 

Volviendo al relato de “ese sueño”; después de pronunciar esas palabras, este Ángel apoyó su dedo índice derecho sobre mi nuca y en ese preciso momento sentí en mi cuerpo físico, esa “electricidad” típica (energía relajante) que recorre toda la médula espinal, como cuando nos hacen masajes en la espalda y se deshacen las contracturas.

 

Nota al margen: En los sueños, como en realidad no tenemos un cuerpo, nuestra visión es de 360 grados; por ello aún cuando yo estaba mirando para abajo, podía ver lo que el ángel estaba haciendo.

 

Después de ello me levanté, e inmediatamente giré mi vista hacia la izquierda y vi una ventana abierta (hasta ese momento no me había percatado), sobre lo que originariamente era la pared del cañón (para realizar a continuación una comparación, voy a definir como que esa primer entrada que yo había traspasado con el duende, estaba a un nivel “cero”).

 

Esa visión que me permitía la ventana, había cambiado el contexto geográfico que percibí antes de ingresar a la pared del cañón. Ahora, ya había dejado de ser la base nivel “cero”, para verse como un escalonamiento en la cima de una montaña (de aproximadamente una altura de 500 mts). Y por otra parte esa montaña (de la que yo estaba saliendo de su interior) que a la distancia llegaba al nivel cero; en ese punto la misma se encontraba con la elevación de otra montaña de semejante altura; y ahí sucedió esta otra acción (siempre dentro del sueño):

 

Cuando veo el conjunto de estas dos montañas, aprecio como de la cima de la otra montaña, se produce el desbarranco de una familia que iba en auto; cayendo el mismo a los tumbos hasta la base de la misma. Ahí es cuando salto por la ventana y voy en ayuda de aquellos accidentados.

 

Esa distancia que había desde la ventana que salté hasta la base de ambas montañas, supongo que eran unos mil metros. Recorriendo esa distancia sólo con dos saltos (al mejor estilo Hulk); y cuando llegué hasta el auto destrozado, vi desconcertado, como sus integrantes salían del mismo sin ningún tipo de rasguños; despertando a continuación de dicho sueño.

 

Nota al margen: Los saltos de más de 300 mts que tuve en el sueño, de la misma manera que vi, como esa familia salía sin heridas del vuelco, me hizo preguntarme en ese momento, ¿cómo es posible que ocurra esto? (una irrealidad). Pero esos cuestionamientos no fueron suficientes, como sí me pasó con otros sueños, para despertarme dentro del sueño y que el mismo pasará a convertirse en un sueño lúcido.

 

1º Conclusión: En ese sueño se me confirmaba que yo era un soldado y que debía ayudar como tal, a los demás.

 

Mientras que ahora, les voy a agregar una coincidencia que surgió mientras leía mis últimos 100 artículos, buscando en dónde había citado de una u otra manera, párrafos sobre nuestra misión como soldados.

 

Me estoy refiriendo al artículo titulado “Nº 171 - La nueva Jerusalén (Parte 8)” (donde justamente citaba a lo largo de esos artículos, primero 34 coincidencias y luego un año y medio después, encontrando otra más, dentro de la 5º coincidencia; en el desarrollo de la película Oblivion).

 

Y ahora ubicaba esta otra coincidencia, al leer los dos siguientes párrafos de dicho artículo:

 

“Frase 18 (JACK, le responde): “Estuviste dormida en sueño Delta por 60 años” (la película transcurre en el año 2077, mientras que la invasión alienígena comenzó en el año 2017.”

 

“17º Coincidencia: La aparición de JULIA simboliza el nacimiento del hombre, a partir del cual ella (la mente subconsciente, el hemisferio derecho del cerebro) se quedará al lado de JACK (hasta que la muerte los separe). Aquí se vuelve a presentar de otra forma lo indicado en la coincidencia Nº 10.”

 

Es decir, además de la coincidencia 17, dicha frase 18 contenía otra “coincidencia”. Me estoy refiriendo a cuando cita el año 2077.

 

Nota al margen: Cuando ustedes leyeron esos artículos precedentes, habrán visto que en la película la invasión alienígena empieza en el año 2017 (el 17 representa el comienzo/nacimiento) y que el desarrollo de la historia, cuando los alienígenas son derrotados, transcurre durante el año 2077 (sobre el 77 había investigado su significado espiritual, en el artículo Nº 244).

 

En dicho artículo citado en el anterior párrafo, había expresado en referencia a ese número, lo siguiente:

 

“En definitiva aquí me estaba diciendo que el 77 simboliza, “el estudio e investigación sobre la metafísica” que yo mismo estoy llevando a cabo, con toda esa energía y cualidades que detalla en dicha definición.

 

Y en particular la última frase me hizo acordar algo:

 

“Representa la elevación del hombre sobre la materia hacia lo espiritual.”

 

La última frase es una simplificación que yo hice, sobre el análisis del mensaje que quiso transmitir en su obra del “Quijote”, Miguel de Cervantes.

  

2º Conclusión: En esa nueva coincidencia que hallé en la película Oblivion, nos dice que en el 17 comienza el ataque de Satanás (cuando nace hace 2000 años, el hombre); mientras que en el 77, el enemigo es derrotado (cuando el hombre se despierta y se une a Dios, dejando lo material por lo espiritual y venciendo definitivamente a Satanás).

 

Nota del autor: Al día siguiente de publicar este artículo; releyendo sus dos partes, me di cuenta de otra coincidencia conjunta del número 17 y 77. Me estoy refiriendo que al artículo donde comentaba cómo empezó sin saberlo mi misión, el mismo quedó numerado sin haber sido mi intención con el Nº 177 (recién en el artículo Nº 244 aprendería el significado del 77). Es decir, en el mismo número aparecía el principio y el fin de Satanás, el 17 y el 77; lo que me hace acordar: ”YO soy el Alfa y la Omega” (Apocalipsis 22:13).

Fuente de donde fue tomada la imagen:

http://s241.photobucket.com/user/The_Teenage_Zombie/media/tumblr_m2e7p1Jr1G1qcfh51o1_500.jpg.html

 

Al igual que Hulk, todos debemos dejar despertar a ese soldado que llevamos adentro; y que la mayoría todavía ignora.

 

Y para ir concluyendo, quiero expresar que después de estos casi 7 años que llevo de realizar esta investigación, he comprendido que con mi trabajo he establecido lo que militarmente se denomina, “cabeza de playa”. Le he sacado al enemigo parte de su territorio, para preparar el desembarco final de “las tropas aliadas”. Sin embargo por más que grito que ya pueden comenzar el ataque, nadie me escucha.

 

Estoy en mi trinchera defendiendo mi posición, esperando que lleguen. Cada tanto miro hacia atrás, pero nadie se acerca.

 

Me siento cansado de luchar, casi agotado, si no fuera porque la profecía de Parravicini dice que falta poco.

 

Por un instante el enemigo deja de lanzar sus bombas y el polvillo se asienta sobre la tierra; la vista se despeja y puedo ver a lo lejos, sobre el frente de batalla, que hay otros “lobos solitarios”, haciendo lo mismo que yo, con distintas temáticas, con vocabularios diferentes, con armas más grandes o pequeñas, pero en todos los casos con el mismo objetivo, dispararle a Satanás.

 

Y así a lo lejos veo a otro soldado que se destaca en ese frente cruel y sangriento. Él es más inteligente que yo, con mayor experiencia investigativa y formación literaria. En un tema que cada uno escribió, coincidimos en el concepto fundamental (refiriéndome a quién es el Anticristo); pero con la diferencia que yo lo desarrollé en tres carillas y él lo describió y fundamentó, a lo largo de 300 carillas (libro titulado, Fe Unción). Es envidiable la facilidad de palabras que tiene para escribir.

 

Yo recién estoy por completar la segunda parte de mi libro y él ya lleva escrito varios en menos tiempo, que el que yo empleé por mi parte. Este amigo de combate, se hace llamar “El Escribiente” y su nombre es, Ernesto Navarrete.

  

Y ahora sí, como final de este artículo, me despido de ustedes y de él, saludándolos como se saludan entre soldados.

Fuente de donde fue tomada la imagen:

http://ejercitonacional.blogspot.com.ar/2016_01_01_archive.html

 

Apocalipsis, 1,3:

 

3- Feliz el que lea estas palabras proféticas y felices quienes las escuchen y hagan caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

 

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

 

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Desde “la playa de las arenas argentadas”, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

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